LECCIÓN DE VIDA
Es innato en el ser humano caer dos veces, por lo menos, en la misma piedra. Es innato en las personas añorar lo que ya no es nuestro, lo que hemos perdido. Es solo entonces cuando nos damos cuenta que era algo muy apreciado y que desearíamos tenerlo de nuevo entre nosotros. Es solo entonces cuando observamos como hemos vuelto a caer en ese error.Lamentablemente, ocurre en innumerables ocasiones que lo perdido es una persona querida. Una persona con la que hemos compartido grandes momentos de nuestra vida, una persona que permanecerá indeleble en nuestra mente y nuestros recuerdos, pero, a la vez, una persona a la que muchas veces hicimos sufrir y otras tantas ni nos acordamos de ella. Y es entre llantos y lágrimas que nos arrepentimos de no haber aprovechado mejor los momentos que tuvimos para poder disfrutar de su compañía, de sus vivencias, de su experiencia, de su humor, de su cultura, de su cariño y de su amor... Y es entonces cuando al cuerpo le invade una de las peores sensaciones que puede conquistarle, la impotencia. Impotencia al ver que ya nada puedes hacer para recuperar lo que se te ha escapado, impotencia al pensar cuántas cosas desearías haberle dicho antes de desaparecer, impotencia al ver como la muerte puede con el más débil y también con el más fuerte. Conforme va pasando el tiempo uno es capaz de reponerse y olvidar lo ocurrido, sin embargo, pequeñas cosas de la vida, que sabes certeramente que le hubieran encantado, te retornan a la cruda realidad de aquel momento. Cuántas veces hemos llorado al hacer un feedback por esos detalles... no es más hombre el que no llora sino el que reconoce y percibe la necesidad de hacerlo en ciertos momentos de la vida. Si tuviéramos lágrimas contadas, desde luego, valdría la pena perderlas por la gente que queremos o hemos querido con locura.
¿Hay algo positivo en todo esto? Pues la muerte en sí es absolutamente negativa, pero la esperanza de que pronto veremos a nuestros seres queridos resucitados nos debería llenar de alegría, de ilusión y de esperanza real. Hasta entonces hemos de aprender la lección que nos da la vida y aprovechar al máximo la compañía y el calor de la familia y de la amistad. No es más maduro ni más fuerte quien no demuestra sus sentimientos hacia los demás, sino quien sabe aprender esta lección y demostrar cada día a quien lo merece su amor y devoción.
En honor a mi familia, a mis amigos y en especial a los abuelos que ya no tengo a mi lado (Jaime, Leopoldo y Almudena).
17 comentarios
Marc -
Evelyn -
Ramon -
manoli -
Anónimo -
jared -
Marc -
JoKeRoNe -
KaTe -
y Markitin tu eres mejor plagiador q la amarosa!!! xD
Marc -
KaTe -
Marc eres el nuevo ana rosa quintana xDD jajaja
Marc -
Samuel -
kowaski -
KaTe -
Marc -
KaTe -
La verdad es que te tengo que felicitar, pq este texto te ha quedado genial. Y te doy la razón en todo, sobre todo en que tenemos que valorar lo que tenemos antes de perderlo, pq cuando lo pierdes quizás es demasiado tarde para poder recuperarlo. Y en que por suerte tenemos la esperanza de la resurrección, que cada vez la veo más cerca (viendo como esta el mundo) si no tubieramos esa esperanza nuestra vida sería muy vacia y triste, pero creer que podremos ver a nuestros seres queridos amigos que hemos perdido en la muerte te da fuerzas para vivir en este mundo impío y falto de amor.
Un beso a mi familia y mis amigos a los que quiero muchisimo. ;)